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Para ti, que no te da miedo el amor.

Ella cuando sonríe no solo ilumina mi día, tambien el todo el que la viera.
Es de estas personas que mientras hablas, te mira, como si no tuviera miedo a las personas, o sintiera que está a salvo en sus palabras. Está tremenda, tiene una mente perversa e increíblemente encantadora. Es inteligente, tentadora, es casi tan frágil como imbatible, tan dura como sensible, tan pequeña como inmensa…
Quizás le des demasiadas vueltas a la cabeza, quizás te de miedo que alguien tire la puerta de esa coraza que envuelve tu corazón.

Tú, que eres de piel, que necesitas el tacto de un abrazo.
El mismo abrazo del que vas huyendo, tú que aunque digas ser de piedra tiemblas cada noche imaginando antes de dormir un beso en esa frente. Uno de verdad. Uno sincero, tú, alma bonita e incomprendida por el resto. Mente extraña en este siglo indecente, incoherente y en decrecimiento.
Tú que con tu coraza has creando un mundo seguro pero infeliz.
En el que vives a salvo, pero odiando el silencio...

A ti, que te has querido salvar de ti.
Que has huido de lo que te hacía reír.
A ti, calma.
A ti, no corras , no temas , no huyas.
A ti, recuerda siempre que hay más corazones rotos creyendo en el amor a oscuras.
En su aterrador silencio, esperando un chasquido en su coraza que diga "no tengas miedo" sin dejar en tu alma herida alguna.
A ti, vive sin esperar que te pinten ni te bajen la luna.
Sin esperar en la belleza la mejor de las estructuras.
Los corazones bonitos no se ven, pero son los únicos que suman.

A ti, no seas cobarde,
que la vida es solo una.
Y más vale volver a levantarse,
que vivir a oscuras.

Las personas vienen, se van, pierden, te dan, te quieren o mienten según su verdad. Las personas son personas, y nada más. E igual que saben cerrar la puerta, nosotros debemos saberla atrancar. Aquí no valen vueltas a tiempo que llegan más tarde de lo que quisiéramos pero justo en el momento perfecto para convencernos de volver a dejarnos llevar.

La vida solo es una, estar, o no estar, y yo estoy contigo hasta el final, hasta que mis manos dejen de escribir y mi mente se olvide de esa sonrisa que ilumina mis días…